Santa Muerte, Señora del Silencio y del Destino, Guardiana entre la vida y la eternidad, yo te invoco con fe y humildad.
Cúbreme con tu manto blanco, líbrame del mal visible e invisible, aparta la envidia, el odio y las malas intenciones.
Que tus huesos sean mi escudo, tus manos mi refugio, y tu mirada mi guía en la oscuridad.
Donde camine, que camines conmigo; donde duerma, que me cuides en silencio; donde tema, que tu luz me acompañe.
Te ofrezco esta vela, esta flor y mi gratitud, no para mandar, sino para honrar.
Santa Muerte, Señora del Justo Juicio, concédeme la fuerza para seguir en paz, la sabiduría para evitar el peligro, y el coraje para enfrentar mis sombras.
Así sea. Así será. Así es. (Rezar en voz firme, con respeto y sin miedo.)